Por Daniel Andrade
Escocia es sin duda la cuna del whisky más famoso del mundo. Sin embargo, el prestigioso informe que elabora anualmente desde hace 12 años Jim Murray, la denominada Biblia del Whisky, arroja un dato sorprendente. Ningún whisky escocés figura entre los cinco mejores. Nunca antes había ocurrido.
Lo que han hecho los japoneses con la bebida nacional de Escocia es una gran provocación. Han copiado perfectamente el proceso de elaboración del whisky de las destilerías del país británico, en algunos casos importando la cebada de malta de sus colinas y, si esto no fuera suficiente, han desbancado a los escoceses como los grandes maestros de la bebida espirituosa.
El mes pasado, la publicación 'La biblia del whisky' para 2015, creada por el inglés Jim Murray y considerada la 'guía Michelín' de este licor, concedía 97,5 puntos sobre 100 a una botella japonesa. Era la máxima puntuación y convertía al Yamazaki Single Malt Sherry Cask 2013 en el mejor whisky del mundo. Reemplazaba en lo más alto del podio a un escocés, el Glenmorangia Ealanta, que durante el 2014 ostentaba el título.
Murray lo describe como una bebida"rica y afrutada? y de"exquisita audacia? al olfato. Un dato curioso es que solo se hicieron 18.000 botellas de este Yamazaki y a principios del 2014, vendieron una botella de este licor de hace 50 años por 33,169 dólares en una subasta en Hong Kong.
Al fin y al cabo, el whisky japonés acumula una larga historia. Concretamente, desde la década de 1920, cuando se construyó la primera destilería, Yamazaki, cerca de Kyoto. Durante el siglo XX el whisky japonés se vendía y consumía fundamentalmente en Japón, pero en el actual han cruzado las fronteras y se han hecho cada vez más populares en Europa y América del Norte.
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Como en todo negocio, el marketing juega un papel determinante y, en este sentido, la aparición del whisky de Suntory en ‘Lost in Translation’, como se ha mencionado, supuso la mejor campaña de publicidad para la compañía, dado el éxito que tuvo la película, en la que el personaje que interpretaba Bill Murray viajaba a Japón para grabar anuncios bajo el lema “Haga que la hora del descanso, sea la hora de Suntory”.
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