Por: Redacción
Algunas son bebidas prehispánicas, otras nacieron del ingenio del mexicano durante alguna festividad. Son brebajes que obtienen su calidad mediante dos tipos de proceso, la primera –y más popular– por fermentación, y la segunda por destilación.
Más allá del tequila –y el ahora revalorado mezcal–, nuestros antepasados tienen una cava bastante extensa, con los sabores más diversos y en algunos casos hasta con ingredientes poco usuales.
La mayoría no están industrializadas y hay que viajar a sus lugares de origen para probarlas, otras han visto que su mercado es más bien el extranjero pues nuestro poco conocimiento sobre ellas las han mantenido fuera del consumo habitual en bares y cantinas.
Dale la vuelta a México de copa en copa, conoce estos alcoholitos tradicionales para empezar las fiestas de septiembre con puro chupe nacional.
Jalisco y el discreto encanto del Tejuino
Bajó de la sierra tarahumara para volverse popular en el Bajio. El tejuino o tesgüino es una bebida que se ha elaborado y consumido en nuestro país desde hace muchísimo tiempo, digamos unos cuantos miles de años por su uso ceremonial. Su calidad de bebida ancestral con mareador de moderado contenido alcohólico y sabor agridulce la convierte una esta bebida refrescante muy popular en esta zona del país. Es consistencia espesa y de color entre café con leche y marrón. Se prepara con maíz, jugo de caña de azúcar y frutas. Funcionaba como un atole frío que se llevaba como parte de las ofrendas a los dioses huicholes en las largas caminatas por la sierra. Así que este trago ha recorrido un camino comprobado de exigentes degustaciones para sobrevivir hasta nuestros días. Es ideal para cuando hace calor, quita la sed y alegra el espíritu. Sin lugar a dudas una de las bebidas más mexicanas que existen y vale la pena probarla.
Un destilado sonorense con estilo… Bacanora
Cuentan por ahí que se parece al mezcal o que tiene un fuerte parentesco debido a la forma de elaboración, la gente de Sonora la ubica como una bebida Yaqui de alta graduación alcohólica con personalidad propia. El Bacanora tiene más de 300 años se hace de manera artesanal y es un negocio familiar cuyo secreto de sabor va de generación en generación. En el año 2000 recibió su denominación de origen y se reconoce ante el mundo que el Estado de Sonora es la única entidad productora de esta bebida. El bacanora tiene un sabor fuerte, en la mayoría de los casos supera los 40% de alcohol, es orgánico y pega duro, ¡aguas! que con menos media botella no recordarás ni tu nombre.
Un vino muy original: El Colonche
Es un líquido de un rojo muy atractivo, se obtiene de la fermentación del jugo de tuna y la llaman vino de cactus. El colonche es un alcoholito que se prepara de los frutos del nopal silvestre abundante en los estados de San Luis Potosí, Zacatecas y Aguascalientes. Su elaboración también tiene harto, pero hartísimo tiempo. Para hacer este vino, las tunas se pelan, se exprimen y cuelan a través de un trapo de ixtle para quitar las semillas. El jugo se hierve y se deja reposar pues al enfriarse sufre fermentación espontánea. Recién preparado, el colonche tiene un gusto gasificado y agridulce, no lo confundas con un agua fresca, pues si tienes sed baja fácil y la borrachera puede caerte cuando menos lo esperes. Cuenta la sabiduría popular que como la tuna es de cactus no causa cruda (habrá que comprobarlo)
¡Mare, lindos!… En Yucatán se brinda con Xtabentun
La tierra de los mayas nos dejó un chupe que sabe muy bien, lleno de tradiciones, leyendas y una buena dosis etílica. La bebida más famosa de la península yucateca es el Xtabentun, este complejito e impronunciable nombre significa "enredaderas que crecen sobre la piedra" .
Su sabor es anisado con un toque de miel y al final el descubrimiento que revela su naturaleza alcohólica. Su fermentación tiene como base una flor del mismo nombre cuyas semillas, al ser ingeridas, causan una sensación de euforia y somnolencia debido a su naturaleza sicotrópica (los mayas si sabían como divertirse). Se acostumbra servir sola, con miel o incluso ponerla en el café. Después de una probadita de esta travieso licor tendrás una sensación embriagadora poco común.
Michoacán toma y comparte su Charanda
Aguardiente de caña tiene un sabor que dista mucho del ron a pesar del parecido en su preparación, tiene un saborcito a vainilla delicioso. La charanda es una de las bebidas regionales con más tradición en México, se llama así en honor al Cerro de la charanda que en purépecha quiere decir “tierra colorada”. Su proceso de elaboración comienza con la fermentación del guarapo o jugo de caña, a su destilación y a la conservación en barriles de pino. Puede ser transparente o ámbar, va de los 35% a los 45% grados y pone alegre la fiesta de inmediato, además un trago de charanda le caerá de perlas a los que no suelen bailar (la reacción es casi inmediata). Las marcas más conocidas son El Tarasco y Uruapan, es ideal para combinados con refresco de cola o con ginger ale.
De Chiapas para valientes: Un Comiteco
La frontera sur no solo tiene bellezas naturales y arqueológicas, también nos ofrece uno de los aguardientes más potentes del país: El comiteco. Este aguardiente se obtiene de una plantita que solo crece en la ciudad de Comitán, es una especie de agave que se fermenta en tinas de madera y básicamente es una destilación de aguamiel, piloncillo y una corteza llamada “timbre”. Este agave se encuentra en peligro de extinción y la elaboración de la bebida se ha perdido por esta escases y es un secreto a voces que hora se hace de caña. Existen variedades que comiteco que van del añejo al de frutas (durazno, cardamomo y nance son los favoritos) La marca más popular es la “nueve estrellas” del meritito Balún Canán y va de los 30% a los 40% grados del alcohol, parece inofensivo pero no se confíen, pues a la larga los efectos se notan en el andar.
La Tuba (no, neta no se trata del instrumento)
Esta bebida no es 100% mexicana pues se consume en regiones tropicales de diversas parte del mundo, es popular en Guerrero y Colima con recetas especiales y aportaciones nacionales que la
convierten en una “mexicana honoraria”. La tuba se obtiene al cortar el racimo de cocos, justo antes de que las flores abran. Un líquido comienza a gotear en recipientes que se dejan
durante días y cada mañana, se recoge lo acumulado. La tuba se puede vender en su versión pura (tal cual sale de la palma) o en la compuesta, que es cuando se mezcla con diferentes frutas como
manzana, jamaica, pepino y frutas secas como cacahuate o nuez molida. Es dulce, algo viscosa, de color blanco, efervescente y ligeramente alcohólica. No se ve tan atractiva, pero
pruébala, seguro no se parece a nada que hayas probado antes.
Vía
Chilango.com
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